La Casa de la Memoria de la Costa Pacífica Nariñense, la otra mirada de Tumaco
La Casa de la Memoria de la Costa Pacífica Nariñense en el municipio de Tumaco, se inauguró el 19 de septiembre de 2013, como un homenaje a la memoria de Yolanda Cerón, directora de la Pastoral Social de Tumaco y una incansable defensora de los derechos de las comunidades negras en el país, asesinada el 19 de septiembre de 2001, hecho que ocasionó la movilización de la Diócesis de Tumaco y de las comunidades en torno a un proyecto común: mantener vivo su legado y el de todas las víctimas de la violencia. De esta manera, se inició un proyecto en defensa de la vida y de reivindicación de los cientos de voces acalladas por la violencia.
Más de quince años de marchas, actos simbólicos de recuerdo de las víctimas, exposiciones fotográficas y demás movimientos de lucha contra las violaciones de derechos humanos trajeron consigo la creación de este lugar de recogimiento, reflexión y transformación social, que hoy simboliza un escenario de paz y reivindicación de las víctimas del conflicto armado.

Su inició se dio en una antigua pesquera que cedió el obispo y que se acondicionó con el apoyo de grupos de mujeres y jóvenes que se sumaron a la iniciativa, los recursos fueron de personas nacionales y extranjeras, y la mano de obra gratuita. El primer diseño museográfico se realizó colectivamente con el equipo de la Pastoral Social y luego se enriqueció mediante talleres de creación colectiva con grupos de víctimas.
Lo más valioso de este trabajo es que las fotos que se exhiben en la Casa de la Memoria las han traído las víctimas. Durante el primer año de servicio al público se expusieron 60 fotografías y hoy día hay más de 500, en tanto que la construcción de la museografía ha contado con su participación, lo que testimonia el involucramiento activo de las comunidades en la iniciativa y su compromiso en la reivindicación de la memoria histórica.
De igual manera, se estableció con la comunidad que la Casa de la Memoria debía involucrar también en sus relatos la belleza de Tumaco y la costa pacífica nariñense, su cultura, religiosidad e historia, reflejar esperanza, así como mostrar todas las acciones que se han hecho en la región por la vida, la paz y la defensa de los derechos humanos.
En esta perspectiva, el museo está conformado por tres salas: la primera se centra en rescatar los valores culturales del pueblo afrodescendiente e indígena del Pacífico, la historia y el significado profundo de ciertas tradiciones, entre otros temas; la segunda es la sala de las víctimas, y en la tercera sala se rescatan las acciones por la vida, por la paz y los derechos humanos en la región. En estos espacios hay material fotográfico, canciones, poemas, videos e instrumentos tradicionales de la zona. Todo esto se acompaña de una vista natural al mar que se convierte en un deleite para la contemplación.
La Casa de la Memoria es un museo vivo, un espacio social y cultural para las víctimas, para grupos de jóvenes y para la población en general. Hoy en día, víctimas pertenecientes al grupo Mujeres Tejiendo Vida se reúnen dos veces a la semana para hacer tejidos en crochet y, a la vez, tejer lazos de amistad.

Adicionalmente, se instauró el servicio social de 80 horas para varios grupos juveniles. Allí se dan talleres de formación sobre memoria, derechos humanos y construcción de paz, acompañados de actividades artísticas y culturales, así como de campañas de limpieza y visitas al ancianato.
Poco tiempo después de su apertura, el 5 de noviembre del 2013, el presidente de la Corte Constitucional y varios magistrados de esta entidad judicial visitaron la Casa de la Memoria y realizaron un acto de reparación simbólica en honor de las víctimas, con participación de la Mesa de Víctimas y otros colectivos; esto fue, sin duda, una muestra de que el proyecto está en movimiento .
De igual manera, en el año 2013 se obtuvo el Premio del Centro Nacional de Memoria Histórica a iniciativas de memoria histórica relacionadas con el conflicto armado y el 10 de diciembre de ese mismo año se ganó el Premio de Derechos Humanos Antonio Nariño, otorgado por las embajadas de Alemania y Francia.
Igualmente, ha habido apoyo cercano de la Gobernación de Nariño y de la Secretaría de Educación de Tumaco, que le han encargado a la Casa de la Memoria la dinamización de la Cátedra de la Paz mediante la organización de cinco talleres anuales para docentes en memoria histórica y construcción de paz, y la programación de visitas pedagógicas de los estudiantes al museo.
Por otra parte, en el 2015 nació la Red Colombiana de Lugares de Memoria, cuyo objetivo es intercambiar experiencias y contribuir a la formulación de una política pública de memoria para el país.
Bajo esta mirada, los museos de memoria tienen un rol muy significativo que conjuga la reflexión sobre lo que sucedió y por qué sucedió en el conflicto armado, sin echar culpas y reconociendo la responsabilidad por acción u omisión; además, invita a mostrar las acciones de resistencia y paz de cada territorio. La parte propositiva es clave, pues a través de testimonios se anima a seguir el ejemplo de tantas personas que han construido paz desde las comunidades. Por estas y más razones son necesarios espacios físicos y museos que estimulen a pensar en futuros diferentes.
Así las cosas, se puede decir que la Casa de la Memoria de la Costa Pacífica Nariñense es un museo en son de reconciliación, de solidaridad con las víctimas y de propuestas de paz.
(Todas las fotografías son cortesía de la Casa de la Memoria de la Costa Pacífica Nariñense).