La importancia de planear y gestionar el riesgo en las colecciones museísticas
Por: Ana Paula Gómez, asesora en conservación del PFM

Es preciso recordar que los museos tienen la función misional de “adquirir, preservar y poner en valor sus colecciones para contribuir a la salvaguarda del patrimonio (…)”, tal como lo indica uno de los principios del Código de Deontología del ICOM, motivo por el cual se debe siempre velar por el correcto cuidado de los bienes que conforman la colección, ya sea a través de mecanismos que impidan el deterioro por procesos acumulativos (descontrol de la incidencia lumínica, fuertes oscilaciones de humedad y temperatura, carencia de programas de mantenimiento) o de prácticas que preparen al personal, público y a la colección de los efectos causados por eventos frecuentes de nivel moderado (fugas, filtraciones, infestaciones de insectos, vandalismo, sismos) o eventos raros de nivel catastrófico (inundaciones, incendios, robos). Es así pues, que se justifica la implementación de un Plan de Conservación Preventiva complementado por un Plan de Gestión del Riesgo en todas las entidades museales, permitiendo «obtener una visión integrada de los posibles daños y pérdidas que se pueden presentar en los bienes culturales y proporciona herramientas para establecer prioridades y diseñar estrategias de protección, conservación, cuidado y preservación del patrimonio y la infraestructura cultural»1 a corto, mediano y largo plazo.
Cabe indicar que el tema de conocimiento y reducción del riesgo aplicado al patrimonio museológico, es un concepto que involucra todas las acciones y estrategias destinadas para comprender y gestionar posibles impactos negativos en la infraestructura y las colecciones que alberga una entidad museal. Con el fin de garantizar el monitoreo y seguimiento a la reducción del riesgo, es preciso: identificar, analizar y priorizar. De esta manera, es posible lograr una valorización de las colecciones, sabiendo qué bienes culturales hay en un museo, su estado de conservación y se podrá establecer cuáles bienes son prioritarios para evacuar en caso de una situación de emergencia, según el valor que se le haya atribuido previamente por su trayectoria o por la significación para la comunidad. Posteriormente, se deben identificar y evaluar los riesgos a los cuales se ve expuesta la entidad museal, estableciendo las medidas de preparación para emergencias, respuesta y recuperación en caso de una catástrofe. Este tema es clave, ya que se ve estrechamente ligado a la ubicación geográfica del museo, de la organización municipal o departamental en la cual se vea suscrito, de los recursos tanto humanos como financieros con los que cuente, y las entidades de apoyo con las cuales tenga vinculación. No funciona como una fórmula magistral, ya que cada museo adoptará una serie de mecanismos de control que se adapten a su naturaleza.
Las anteriores razones demuestran cómo la gestión del riesgo se ha convertido en los últimos años en un tema interdisciplinario, integral y de gran importancia para las entidades museales, ya que aborda varios componentes como la seguridad de las personas y las colecciones, y abarca acciones transversales: desde la organización administrativa hasta el actuar del personal.