Voces para transformar: apuntes para un museo en construcción.
Por: Michael Andrés Forero Parra
El Museo de Sitio ESMA de Buenos Aires (Argentina), se ha transformado en un lugar de diálogo y memoria.
Creación del Museo Arqueológico Malagana en Palmira (Valle del Cauca).
Por: Michael Andrés Forero Parra, arquitecto de la Universidad de los Andes y Magíster en Museología de la Universidad de Leciester. Co-fundador de Museo Q y coordinador de infraestructura para el futuro MNM. Ha recibido becas del Banco Santander, Colfuturo, el Instituto Smithsonian, Tate Modern y el Ministerio de Cultura de Colombia. Miembro ICOM. arkforero@gmail.com
El planteamiento curatorial, la selección de los casos, la voz narrativa, el mensaje central, los temas asociados, el espacio en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FilBo), la cobertura en medios, los más de 70.000 visitantes, el diseño del pabellón, la redacción de los textos, los audiovisuales, los conversatorios, las conmemoraciones, el diseño museográfico, el ciclo de cine, los mediadores, las víctimas, los invitados, las cartografías, los cantos, el material pedagógico, el teatro, las imágenes seleccionadas, los gráficos, los objetos en exhibición, las preguntas, los testimonios, los retos, las emociones, los cooperantes, la próxima itinerancia, el centro de documentación, los talleres, las visitas guiadas, las emisiones radiales, el libro de visitas, los medios de participación, la multimedia, la página web, los aliados, el contexto político, las voces y las ausencias. Múltiples, pero no únicos aspectos de un museo en exposición.
“Un museo que aprende” comentaba en UN Radio Cristina Lleras,1 una de las curadoras de la exposición Voces para Transformar a Colombia abierta al público en la FilBo 2018 en Bogotá, sobre la concepción de la exposición como una estrategia de aprendizaje, una forma en la que el Museo Nacional de la Memoria (MNM) cultiva su realidad, aquella que esperamos se consolide físicamente cuando inaugure su edificio en el 2020.2 De hecho, desde sus inicios, el MNM, un proyecto del Centro Nacional de Memoria Histórica, está en permanente aprendizaje. Tan solo el programa arquitectónico de este nuevo museo es la interpretación de un diálogo con distintas voluntades, pensamientos que enriquecieron la idea de un museo para transformarlo en “un espacio vivo, maleable, abierto y él mismo sensible”.3
¿Cómo construir un museo afectivo? ¿De qué formas las emociones, aquellas esbozadas en el inicio de la exposición, permean el trabajo curatorial, pedagógico y museográfico? ¿Qué ocurre cuando lo que adquiere, conserva, investiga, comunica y exhibe el museo es un cúmulo de historias de opresión, tortura, muerte y desaparición? Claramente el equipo curatorial del MNM tomó ciertas decisiones como, por ejemplo, la de evitar exponer imágenes explícitas del horror como las que exhibe el Museo del Holocausto en Washington; disponer escenarios donde usos y actividades no esperados toman lugar, como cantar, cultivar y bailar dejando atrás una experiencia puramente visual; y activar la agencia de los visitantes permitiéndoles tener una experiencia íntima y personal en un espacio colectivo. Las curadoras,4 sin duda, transformaron el espacio expositivo. Sin embargo, ¿pasó lo mismo con los visitantes? ¿De qué formas podemos medir el impacto emocional y reparador que dejó la muestra en víctimas y aquellos que no sufrimos la violencia de forma directa?
Para quienes trabajamos en museos, bibliotecas y archivos esta es una buena oportunidad para promover el diálogo, desde múltiples puntos de vista, en consideración de la primera exposición del MNM. Para que el museo aprenda es preciso contar con interlocutores, mensajes y respuestas. No bastan las columnas de opinión. Es necesario escribir, con emoción. Tal como lo comentaba una mujer Trans invitada a uno de los 103 eventos que realizó el MNM: no todos los museos nos abren las puertas, éste si lo ha hecho.
1 “Exposición: Voces para transformar a Colombia” http://unperiodico.unal.edu.co/pages/detail/exposicion-voces-para-transformar-a-colombia/ Consultado el 7 de mayo de 2018.
2 La historia del museo deberá en un futuro dedicar algunas palabras sobre la construcción de su nombre, de su identidad. En 2011, la Ley 1448 enunciaba un Museo de la Memoria. En 2015, el Concurso Público Internacional de Diseño Arquitectónico se refería al Museo Nacional de la Memoria. En 2018, la exposición Voces para Transformar a Colombia hizo mención del Museo de Memoria Histórica.
3 Gonzalo Sánchez Gómez, “Memoria, museo y nación: entre la guerra y la paz”, en Arquitectura, Memoria y Reconciliación, Bogotá: Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017. http://museodememoria.gov.co/publicaciones/
4 Alguna otra historia, quizás desde un enfoque de género, observará la presencia mayoritaria de mujeres en el equipo curatorial que en 2018 finalizó un trabajo de dos años y que estuvo conformado por Cristina Lleras Figueroa, Sofía Natalia González Ayala, Jeimmy Lorena Luengas Bautista, Juliana Botero Mejía, Claudia Marcela Velandia Pirazán y Luis Carlos Manjarrés Martínez.
“Si existe una obligación, individual y social, de recordar los traumas de la historia, entonces debe haber imágenes”, Andreas Huyssen.
En las últimas décadas se han venido repensando los museos. Han pasado de ser lugares de conservación y discursos decimonónicos a ser espacios cívicos contemporáneos que permiten la intersección de múltiples narrativas que movilizan, facilitan y enriquecen la calidad de vida colectiva. Esta museografía crítica está comprometida con la reducción de las injusticias y desigualdades sociales.
El Museo Casa de la Memoria de Medellín, un proyecto creado en el año 2006, como respuesta institucional a una iniciativa ciudadana, adjunta al Programa de Atención de Víctimas de la Alcaldía de Medellín, se planteó como un espacio para la construcción de memorias del conflicto desde escenarios de diálogo abierto y plural, crítico y reflexivo que puede posibilitar la comprensión de las violencias ocurridas en Medellín, Antioquia y el país. El Museo Casa de la Memoria es un espacio de Memorias y relatos, que invita a la reflexión y a la conciencia. Un lugar que permite conocer hechos del pasado que han marcado el presente y que por tanto aportan a la construcción de futuro fortaleciendo y revindicando la vida, a partir del relato de lo ocurrido.
Este proyecto, pionero en el país, que a diferencia de otros museos de Memoria en el mundo preocupados por encontrar formas de sanar la relación de un país con su pasado de guerra o de dictadura, se ocupa de la Memoria de un conflicto vivo. Es decir, de la Memoria de un presente conflictivo, arraigado en el pasado tenso de un país, que se espera tenga un futuro diferente y esperanzador.
El Museo Casa de la Memoria viene implementando una apuesta de museografía crítica y social enmarcada en una compresión progresiva de su misión, por medio de una aproximación interdisciplinaria y holística, necesarias para la construcción participativa de memorias y su circulación. El Museo Casa de la Memoria se asume como un proyecto “con” y no “para” la sociedad que debe dignificar a las víctimas y fortalecer el lazo social, para contribuir a las garantías de no repetición, la reparación simbólica y la reconciliación.
Los principios básicos de la reparación a los daños sufridos por las víctimas como resultado de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y/o violaciones graves del derecho internacional humanitario, en medio de un conflicto son: la restitución, compensación, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición. Las reparaciones son un componente esencial y distinto de la justicia transicional, así sus objetivos coincidan con mecanismos transicionales como: procesos penales, comisiones de la verdad, iniciativas de conmemoración y reforma institucional.
De esta manera, el Museo Casa de la Memoria, con su trabajo desde distintas líneas y proyectos: construyendo y circulando contendidos, visibilizando y transfiriendo memorias y generando espacios de participación ciudadana e interrelación se convierte en experiencia y espacio de experimentación que propone reflexiones y cuestionamientos en el visitante sobre la complejidad del conflicto armado y el rol de los ciudadanos frente a lo que sucede en el país; aportando así, constantemente, al proceso de Reparación.
Recordar es un proceso de aprendizaje, un fenómeno cultural expresado por individuos en un grupo social determinado. La importancia fundamental del recuerdo radica en su poder para definir la identidad y la conducta de un pueblo. La memoria tiene efectos actuales y determina la relación con el futuro.
El Museo Casa de la Memoria ha entendido que la memoria es viva y dialéctica porque está sujeta al recuerdo y en constante evolución, dado que se alimenta de imaginarios: de representaciones individuales o colectivas que fluctúan según el tiempo y las condiciones históricas, sociales y culturales que rodean al individuo. Es por esto por lo que, los ejercicios colectivos e individuales de memoria tienen la posibilidad de reafirmar o deconstruir los referentes del pasado y el presente, así como la resignificación de los hechos de violencia que hacen posible reagenciarse frente a la vida y asumir una perspectiva de futuro, sobre todo, para aquellos que han padecido directamente la guerra. La historia no tendría por sí misma esta capacidad de transformación social puesto que ese no es su objeto.
En la medida en que la capacidad de remembranza posibilita la resignificación y transformación de lo vivido en historia nueva, la historia deja de ser inmóvil y estática, y comienza a permitir que la conciencia sobre lo ocurrido en el pasado nos impulse a buscar mejores presente y porvenires, afianzar la identidad, reconstruir los lazos y el tejido social, que continuamente son afectados por la violencia.
El Museo Casa de la Memoria problematiza desde lo poético y por medio del arte arroja luz sobre temas poco abordados por las ciencias sociales habilitando miradas poco frecuentes sobre problemáticas acuciantes para toda la sociedad, permitiendo múltiples dimensiones expresivas para hacerlas visibles.
El Museo de Sitio ESMA de Buenos Aires (Argentina), se ha transformado en un lugar de diálogo y memoria. Anteriormente, este espacio fue uno de los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio durante la dictadura cívico-militar (1976-1983), en el que desaparecieron alrededor de 5.000 personas.
El museo tiene como objetivo básico “preservar la memoria, promover y defender los derechos humanos y testimoniar los delitos de lesa humanidad cometidos durante el terrorismo de Estado”.
* Por esa razón se han creado actividades para que el público converse con quienes vivieron los vejámenes durante la dictadura o familiares de desaparecidos. ‘La visita de las cinco’ es una de las visitas que el Museo de Sitio ESMA programa cada mes para que se dé la posibilidad de crear estos diálogos.
Julián Roa Triana, asesor en museografía del Programa Fortalecimiento de Museos (PFM), explica cómo fue el acompañamiento para la creación del Museo Arqueológico Malagana en Palmira (Valle del Cauca).