Un octálogo para el diseño en los museos

 

Por: Julián Roa Triana.


Taller en China


El pasado mes de noviembre, tuve la oportunidad de asistir a dos eventos que revelaron un nuevo panorama en el trabajo que estamos desarrollando para los museos del país. El primero, El Museo Reimaginado (Nov 1 al 3 de 2017) que se llevó a cabo en Medellín, el segundo, el taller del Centro Internacional de Entrenamiento del ICOM (Nov 5 al 14 de 2017) que se llevó a cabo en Beijing, China.

Fueron dos semanas en las que a través de talleres, clases, desayunos, almuerzos, cenas, caminatas, visitas, encuentros, conferencias y discusiones se generó una dinámica de pensamiento y acción constantes. Creo que esta dinámica se puede describir como una sensación en la boca del estómago que se acerca a una especie de desespero, emoción, ganas de hacer y estrés debido al constante bombardeo de nuevas ideas, de gente abrumadoramente creativa y valiente, de museos y lugares muy bien pensados y construidos.

Luego de unas semanas de pensarlo mucho y con la premisa aprendida en una visita previa al Museo Casa de la Memoria de Medellín, en donde documentan y escriben absolutamente todo lo que hacen en el día a día, me animé a proponer este pequeño "octálogo" (si, de ocho porque es el número de la buena fortuna en China) sobre lo que creo que aprendí y quisiera promover en el trabajo diario con los Museos del Ministerio de Cultura, y por supuesto, del país.

Lo he bautizado como "Un octágolo para el diseño en los museos" entendiendo el diseño como esa metodología de las artes aplicadas que uso en mi trabajo museográfico.

Aquí va:

1.       Hay que entender lo pequeño.

En uno de la mesas de diálogo de El Museo Reimaginado llamada "Elegir lo pequeño: una nueva habilidad" nos sentamos a trabajar sobre la idea de "lo pequeño" sus ventajas y sus desventajas. Llegué con la idea de "lo pequeño" como un problema que se debía solucionar y salí con la idea de "lo pequeño" como una ventaja a la hora de tomar acción en los museos: pequeños grupos de trabajo, pequeños espacios, pequeñas colecciones y pequeños proyectos que plantean cambios grandes en la forma de gestionar la memoria y el patrimonio. Hay que tomar partido por las cosas pequeñas y hacer proyectos que pueden llegar a ser más eficientes y rápidos de lograr en términos de recursos disponibles.

2.       Se debe probar con el público (y el no público)

Suena obvio, todos lo dicen, pero el mundo está rodeado de cosas obvias que se hacen invisibles por su misma naturaleza. Durante la visita de Kathleen McLean al Museo Nacional de Colombia y a El Museo Reimaginado en Medellín aprendí que el "prototipado" es un paso clave en nuestro trabajo. Es bueno poner a prueba las ideas con las personas que van y no van a los museos. No olviden que todos tenemos un amigo que odia ir a los museos o que los considera aburridísimos (aprovéchelo). Vale la pena poner a prueba un montaje, un dispositivo, una estrategia, un proyecto invitando a los públicos y no-públicos para escuchar, a veces, lo obvio que no logramos ver en nuestro trabajo.

3.       Hay que saber convencer.

Durante el taller del ITC-ICOM en China, tuve la oportunidad de escuchar a Paul Orselli, instigador (como él mismo se define) de museos de ciencia, y Lucimara Letelier, consultora y especialista en marketing cultural. Durante uno de sus talleres les escuché decir: Los Museos encuentran el dinero para hacer lo que quieren hacer, pero no lo encuentran para lo que no quieren hacer. Creo que en este punto, el diseño visual juega un papel fundamental para convencer, o mejor, vender una idea. Es necesario obviar los "word-art", los efectos de letra innecesarios, las imágenes mal tomadas, los videos borrosos y eternos, los errores ortográficos. Por otra parte, creo que los trabajadores de museo deben cambiar su visión sobre lo que es el mercadeo; alejarse de la idea de una técnica "diabólica-capitalista que invade la cultura" para verla como una herramienta transversal de gestión que debería estar mucho más involucrada en todos los procesos de gestión del museo. Después de todo una idea maravillosa no se vende por si sola.  

4.       Innovar dentro de los museos toma tiempo y paciencia

Durante el taller del ITC-ICOM pude notar que en diversas latitudes todavía queremos mantener "las cosas en su lugar": curaduría es curaduría, educación es educación, museografía es museografía y así sucesivamente. Creo que podemos ser más como lo expuso Brigitte LG Baptiste en El Museo Reimaginado y buscar nuevas taxonomías, nuevas formas de clasificar y clasificarnos. Creo que es posible plantear nuevas conexiones entre cosas que aparentemente no tienen relación; pero esto toma tiempo y paciencia. Todos los proyectos, los museos y los lugares que tuve la oportunidad de ver en Medellín y Beijing son el producto de años de transformar ideas y paradigmas. Mi consejo es no desfallecer en los primeros intentos y transformar poco a poco. Si los sacan por la puerta, procuren volver a entrar por la ventana.

5.       Hay que equivocarse y no tener miedo a equivocarse

Esta es una gran enseñanza de Isabel Dapena, líder de curaduría y museografía del Museo Casa de la Memoria de Medellín. Durante una visita técnica que hizo el Museo Nacional de Colombia a este Museo, le pregunté: ¿Qué es lo que hacen ustedes en este Museo Casa que es tan diferente a lo que se ve en museos? y ella respondió: Yo creo que no le tenemos miedo a equivocarnos.

Estamos constantemente asustados por lo que ocurrirá, lo que dirán o las consecuencias del resultado de un proyecto. Creo que hay que liberarse un poco de ello; somos seres humanos y nuestras instituciones son humanas, por lo tanto tienen derecho a meter la pata. Equivocarse es una de las formas en que aprendemos los seres humanos y es nuestro derecho.

6.       No siempre se tiene la razón.

La terquedad emana de la unilateralidad. Ese fue el aprendizaje del "Yo-acuso" del Museo Reimaginado. Allí fue posible hacer un juicio, con todas las de la ley, a diferentes perspectivas sobre la curaduría contemporánea; esta tuvo abogado defensor, fiscal, jurado y juez. Creo que esta es una estrategia lúdica necesaria dentro del quehacer de los museos pues no somos una institución castrense (Incluso los museos militares no lo son). Puede que una idea sea absolutamente válida y coherente, pero necesita de pequeñas discusiones para recibir posibles ajustes. Hay que escuchar, escuchar y escuchar porque las verdades absolutas destruyen procesos enteros.

7.       Es mejor decir "NO" a malgastar tiempo, recursos y la paciencia de todo un equipo.

Durante el ITC-ICOM tuve la oportunidad de ver estudios de caso de ideas que habían fracasado por mala planeación estratégica. Las ideas no se dan por si solas. Necesitan ser probadas, transformadas y reformuladas en equipo. Un proyecto mal planteado puede llevar al traste a una institución. Cada año cierran museos y otros nacen y pierden "momentum" por mala planeación. Hay que saber decir "no" cuando existe el riesgo de tener un evento, exposición u actividad que podría hacerle daño al museo, su equipo y/o sus públicos.

8.       Hay que tomar más tinto y tener "recesos" dentro y fuera de la oficina.

Durante el Museo Reimaginado y el ITC-ICOM pude notar que las comidas, las pausas, los cafés y las sesiones de té fueron tan y muchas veces más importantes que los contenidos y actividades mismas. Hay que transformar el espacio de trabajo; hagamos de él un sitio para compartir ideas y tener conversaciones significativas. Lo dijo muy claramente Kathleen McLean después de su taller de prototipos: "El trabajo diario en museos debería ser siempre así de divertido". La empatía humana es fundamental para el buen funcionamiento de las ideas. En ese sentido, hay que hacerle caso a los suecos y construir cafeterías más grandes en los espacios de trabajo.



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