A Soledad Román le decían "Doña Sola", pero a Soledad Román no le gusta que le digan doña: "A mí no me digas así que me siento como de 85 años". Son Soledades diferentes: la primera fue la esposa de Rafael Núñez y la segunda es la sobrina bisnieta de la pareja de quien fue presidente de Colombia en cuatro ocasiones. Soledad Román de Núñez era "la mujer que mi papá admiraba, el poder detrás del trono. La quería por lo que representaba y por eso me puso su nombre", afirmó Soledad Román Gutiérrez de Piñeres, la mujer que se desempeñó como directora de la Casa Museo Rafael Núñez (Cartagena) hasta el 30 de diciembre de 2017.
Soledad Román, la sobrina bisnieta, llegó al cargo en el museo el 14 de febrero de 2008 por invitación de Juan Lemaitre Vélez, presidente de la junta directiva de la Casa Museo Rafael Núñez. Por los diecisiete años que trabajó en Avianca y el lustro en el Centro de Convenciones de Cartagena, Soledad se había mantenido lejana al museo, pero según afirmó, el deseo de Eduardo Lemaitre Román, padre del presidente de la junta, era que se involucrara en algún momento. "Me faltaba parte de conocimiento museográfico y museológico, y lo he ido aprendiendo en el camino. Adoré el trabajo de Avianca, pero lo que he hecho en la Casa Museo ha sido más enriquecedor, porque me despertó inquietudes, afán de conocimiento. Fue como un despertar. Siempre he sido inquieta y quiero profundizar en varios aspectos de la labor cotidiana y el trabajo como directora me lo permitió", dijo Soledad.
Su mayor satisfacción como directora durante nueve años se encuentra en haber creado estrategias para acercarse a la población cartagenera, por medio de actividades educativas y culturales dentro y fuera del museo. "Me enorgullece la forma en que agradecen cuando vamos a los barrios o las personas llegan. Los talleres con los niños me emocionan, porque estamos haciendo algo por ellos: les hablamos de cultura cívica, aprenden derechos y deberes ciudadanos. Tenemos un público cautivo, el cual, con su agradecimiento, nos da a entender que estamos haciendo una buena labor", dijo Soledad Román, quien sostiene que la misión de un museo es "trabajar por la comunidad".
Al preguntarle por las personas que han dado un significado especial a su estancia en la Casa Museo Rafael Núñez, respondió lo obvio: todos. Luego hizo una pausa y su voz se tornó nostálgica cuando dijo un nombre: Cecilia Romero. "Es la primera que tengo que nombrar". Guardó silencio de nuevo. "Era mi asistente, yo le decía que era la pieza número uno de la colección: estaba aquí desde 1998. Ella iba conmigo a los encuentros de museos y todos la conocían. Falleció hace cuatro años".
Cuando se refirió al equipo de trabajo, Soledad Román agradeció el apoyo del Programa Fortalecimiento de Museos (PFM) y el Ministerio de Cultura, porque en una época Cecilia y ella eran las únicas que estaban en el museo y ahora hay más profesionales. "Dos personas no podíamos 'dar misa y replicar las campanas'. El equipo con el que contamos ahora es 1A, tanto en lo personal como en lo laboral, y nos ha cambiado la vida a todos", sostuvo.
Aunque deja el cargo como directora, Soledad Román dice que no significa un adiós: ella seguirá apoyando a la Casa Museo Rafael Núñez desde afuera con la consecución de recursos privados y promoviendo eventos en el museo. Espera que se logre la restauración de la casa y de un óleo de Rafael Núñez, así como la continuidad y mejoramiento de las labores educativas y culturales. "El presidente de la junta (Juan Lemaitre Vélez) me dijo: 'Claro, es que tú quieres seguir mandando desde afuera'. Y yo le respondí: 'No, yo lo que quiero es ayudar'".